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A este anuncio insólito le siguió, un par de días después, el de otro ciudadano que solicita otra plaza de ciudadano honrado. Este ciudadano, natural de Portugalete, no ha querido descubrir su identidad por ahora, pues teme las chungas de sus vecinos y parientes.
Este segundo caso ha despertado nuevos corrillos y chistes entre los parlamentarios. Uno de ellos, de un partido que no deseamos revelar pero que ostenta mayoría absoluta en el Congreso, se cachondeaba de este nuevo caso de esta forma: “¿Os imagináis que el 80% de los ciudadanos se volvieran honrados? Ja, ja, ja. Esto ya no sería España, que sería Canadá. Ja, ja, ja. ¿Y quién querría vivir en Canadá con el frío que hace? Ja, ja, ja”. No obstante, algunos parlamentarios del ala izquierda han creído observar en su supuesto tono jocoso un dejo de preocupación. ¿Y si efectivamente se da un efecto contagio y se extiende la pandemia de la honradez? Pero enseguida se ha desechado la idea por ridícula. España un país de ciudadanos honrados, ¡qué insensatez!
La oveja feroz
03.10.12
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