sábado, 16 de mayo de 2009

Salvador Dalí y la cadena alimentaria

El inimitable genio de Cadaqués, el sin par Dalí, desarrolló una idea que me parece aprovechable en estos tiempos de neurosis recicladora. La idea primera era una receta para la inmortalidad que denominó “Caga y come”, pero también denominó “las torres de la inmortalidad”, un nombre un poco más fino. La idea del pintor catalán era sencilla pero original. Preconizaba que cada ciudad debería erigir una torre al estilo de la Torre de Babel de Brueghel. Cada habitante que deseaba defecar lo hacía directamente y jerárquicamente sobre el habitante del piso inferior, que deseaba nutrirse. Así, en esta cadena alimentaria tan ecológica, los unos recibían en la boca la defecación de los otros y éstos la cagaban a su vez... Ello aseguraba, desde el punto de vista so­cial y del reciclaje, un equilibrio perfecto. Además, todo el mundo se alimentaría sin necesi­dad de trabajar. El único problema que yo le veo a esta magnífica propuesta es la designación del consejo que deba decidir la distribución de los ciudadanos por niveles; tampoco veo claro qué comerá el nivel más alto de la torre, la jerarquía primera, porque si nadie trabaja, ¿quién producirá los alimentos o quién los transportará hasta la cima de la torre? A no ser, se me ocurre, que por medio de cangilones, la mierda del último nivel sea elevada hasta el nivel primero para su consumo. Sería como la máquina de movimiento perpetuo pero a nivel metabólico. De esta forma se evitarían luchas por acceder al primer nivel. No entro aquí en el inevitable proceso de pérdida de nutrientes en cada proceso digestivo, que haría que al último nivel sólo llegase un líquido insípido y casi inodoro. Eso lo dejo para los especialistas en dietética. Yo lo que quiero es plasmar la genial idea de Dalí. Y que ustedes la conozcan y la aplaudan.
Por cierto, y antes de abandonar a Dalí, mencionar que éste personaje tuvo en cuenta otro tipo de inmortalidad más del gusto de nuestra hodierna ciencia ficción: la hibernación. Pero recalcó, y aquí muestra su genialidad sin par, que la principal zona a cuidar en el proceso de hibernación del cuerpo es el ojo del culo, puesto que la primera cosa que hacen los animales que hibernan es taponarse el ano con una pasta hecha de barro y mierda a fin de conservar su metabolismo.
¿Todavía alguien duda de que Dalí fuera el hombre más genial de su tiempo?

La oveja feroz
16.05.09

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