Recientemente se han descubierto
ciertos documentos del que fuera conocido como Nostradamus, el barbudo de las
profecías. Los papeles estaban escondidos en un arcón de un antiguo palacio que
habitó, y donde podía verse un cartel que decía: “Ojo, no mirar en el arcón”.
Contra todo pronóstico, los dueños del arcón, unos seres medio autistas, en vez
de reaccionar como indica la razón y abrirlo inmediatamente, hicieron caso del
cartel y durante varias generaciones de idiot-savants, el arcón permaneció sin
abrir hasta que una criada gallega, contratada por los actuales dueños de la
mansión, lo vio y no pudo contenerse. Abrió el arcón, como era el deber de todo
humano curioso, y se encontró con manuscritos de Nostradamus. El descubrimiento
fue puesto en manos de investigadores que constataron que el susodicho
Nostradamus era un fraude, que sacaba sus predicciones de un viejo Calendario
Zaragozano que conservaba desde antiguo. Eso sí, en una de sus predicciones sin
sentido decía que tal fecha como en la que se descubrió el arcón se descubriría
que él fue un fraude como profeta. Que lo que a él le hubiera gustado ser es
fontanero, pero que sus padres le dijeron que eso no daba dinero, que mejor la
profecía. Así que el pobre hombre se agenció de un Calendario Zaragozano de la
época, enrevesó con palabras sin sentido ciertas profecías, y a vivir que eran
dos días.
La
comunidad erudita al cargo de los papeles no se ponen de acuerdo sobre sus
dones proféticos, pues si bien confiesa que fue un fraude, el hecho de que
acertara este último vaticinio les deja perplejos y en la duda. ¿La paradoja
del adivino? Por cierto, en el baúl se encontró una nota manuscrita en la que
se decía que España sería en el siglo XXI la primera potencia en corrupción del
mundo. Para muchos esto confirma sus dones proféticos. Para el Gobierno actual
eso demuestra su poca pericia pronosticadora.
La oveja feroz
02.11.15