Ciceron, en su obra De Natura Deorum, menciona que los hombres, que han agotado todas las supersticiones, todavía no habían llegado a comerse a sus dioses. Cicerón murió cuarenta y tres años antes de la era vulgar, por lo que no pudo conocer a los cristianos, que tan bien iban a llenar ese hueco de supersticiosa atrocidad: comerse a sus dioses.
La oveja feroz
29.03.09
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