La lingüística, la semiología, el análisis estructural y semejantes estupideces conforman las armas de los modernos críticos literarios, armas que sólo sirven para ocultar sus carencias intelectuales y/o morales. La cantidad de chorradas que genera esta nueva “ciencia” es inconmensurable. En vez de disfrutar del texto sin ayuda de muletas deformantes, estos vividores de la crítica se inventan las más llamativas técnicas de desinformación jamás existidas. Sí, ya lo sé, mucho rollo. Pero voy al grano. Veamos la máxima de La Rochefoucauld, un escritor francés que aparte de aforismos sólo ha producido aburrimiento en la lengua más ampulosa del orbe. Pues bien, escribe el literato: “La filosofía triunfa fácilmente frente a los males pasados y frente a los males futuros, pero los males presentes triunfan sobre ella.” Hasta aquí todo va bien. La frase es ingeniosa, se puede disfrutar de ella. Y es ahora cuando interviene el lingüista, el confusionador, el liante. A R. Barthes, de profesión sus análisis estructurrales, no le basta con leer la frase de La Rochefoucauld. No, infectado de semiótica y sintagmatismo, la analiza y nos dice que la máxima genera una brusca disimetría, disimetría que puede expresarse mediante una fórmula. ¡Dios mío, una fórmula para analizar un simple apotegma! Prosigue así el lingüista:
Sea a: la filosofía; b: triunfar de; c: los males (1,2,3: pasados, presentes y futuros). Aplicando las premisas, Barthes obtiene la siguiente falsa simetría:
¿No es maravilloso? ¿No es repugnante? El lingüista logra que la frase, que nos había gustado nada más leerla, se nos atragante y tiremos a La Rochefoucauld y sus Aforismos a tomar por saco y enchufemos la tele para ver el partido de la Champions League, donde al menos el hombre reconoce sus limitaciones y donde, si bien el esférico describe órbitas elípticas, no hay ningún comentarista turras que nos de la fórmula.
La oveja feroz
10.03.09
No hay comentarios:
Publicar un comentario